Mucho ruido y pocas nueces

Por Francisco Javier Mares

El lineazo irresponsable de Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN, a sus nueve gobernadores para que rechazaran eI Instituto Nacional de la Salud y el Bienestar, el Insabi, los trae ‘con el Jesús en la boca’.

Esa fue una decisión estrictamente política -y partidaria-, en tanto que no responde a las particularidades, en demanda y capacidades de atención, de cada una de las entidades gobernadas bajo el signo blanquiazul.

Confiados en el promisorio avance de las negociaciones primeras con los cuadros directivos de la institución naciente, a los jefes de los poderes ejecutivos estatales tomó desprevenidos el manotazo en la mesa que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador, a la hora del plato principal.

Sus gestos de azoro en las imágenes de las entrevistas banqueteras de salida no dejaron asomo de duda, y aún si la hubiera, su respuesta casi inmediata en Twitter -“cada una de las entidades, de conformidad con sus circunstancias locales, definirá su adhesión”- pareció más un apresurado intento de corrección de la ruta, suscrito por las siglas de la Goan, la asociación de los gobernadores del PAN.

En la población y el territorio que nos atañen de manera directa, el estado de Guanajuato, de entrada, es un despropósito pretender -así sea en el discurso o en declaraciones a una prensa dócil-, hacer creer que la cobertura y los servicios de salud son de excelencia.

Difícilmente sería posible acreditar semejante desmesura en una entidad en la que más del 50% de sus habitantes, sin acceso a la seguridad social, hubo de acogerse a ese remedo que fue el Seguro Popular.

Lo mismo ocurre en casos específicos como el de la ciudad de León, la economía más consolidada del estado, donde la gente se muere en las calles porque la respuesta a emergencias es un asco y las ambulancias no acuden -por falta de unidades y equipo-, mera incompetencia o negligencia criminal.

Tras el encontronazo de los gobernadores y el presidente en Palacio Nacional, los ánimos se crisparon -y las estrategias se desnudaron-.

“…Un gran costo que tiene el servicio de salud (…), que no son de Aguascalientes, a la chingada”, espetó el viernes de la semana anterior su gobernador Martín Orozco Sandoval, voz oficial de la Goan -en un exabrupto que acaparó los titulares, y algunos hasta consideraron divertido luego de las disculpas comedidas del personaje-. Pero no.

Menos folclórico, cierto, lo mismo había dicho casi un mes antes, el 11 de enero, el gobernador de Guanajuato, Diego Rodríguez: “Ya no se atenderá a pacientes del IMSS o ISSSTE (…) Tampoco a los pacientes de estados vecinos”-. Hablamos, pues, de políticas públicas particulares previamente decididas en bloque de siglas partidistas.

EL PINTO Y EL COLORADO

La comida en Palacio Nacional fue el martes, al día siguiente, 5 de febrero, Aniversario de la Constitución, el gobernador de Guanajuato y el presidente de la República, debieron saludarse de nuevo en Querétaro, y el viernes, Andrés Manuel López Obrador tuvo como anfitrión a Diego Rodríguez en Tierra Blanca, en gira de trabajo por los pueblos indígenas. Fue ahí que nos confirmaron que los perdimos a ambos..

Sabido es que la candidatura de AMLO ganó las elecciones en todos los estados del país, excepto en Guanajuato. A algún brillante operador panista -sería de esperar que no de los incrustados en el gobierno-, se le ocurrió que sería buena idea organizar al mandatario federal una jornada de abucheos -igualito que Morena hace con los gobernadores ajenos a su causa-.

Pero en el caso de Andrés -el niño es risueño y le hacen cosquillas- provocaron una respuesta poco prudente y casi virulenta -porque poco prudentes y casi virulentas, son prácticamente todas las respuestas del señor presidente-.

“Vamos a ver quién es quién (…) Hasta es mejor así, que haya estados que no hayan aceptado (…) La democracia es competencia, vamos a ver quién es quién”, soltó AMLO en uno más de sus pronunciamientos cotidianos, que no le visten pero que lo retratan de cuerpo entero.

En esas andan en lo que respecta al Insabi, aunque lejos está de ser este el único flanco abierto.

Al gober le preguntaron en la capital del país si creía que la liberación de la pareja sentimental de José Antonio Yépez ‘El Marro’ obedecía a pretendidas amenazas a la estructura de su gobierno y al Poder Judicial…

“Es falso, eso es falso, es falso, yo no sé de dónde lo sacan y es totalmente falso, son versiones que únicamente quieren generar pánico y no dudaría que hubiera intereses políticos detrás para que hubiera más pánico. Es falso”, explotó Diego Rodríguez.

Diría el pensador de Juárez: “¿¡Pero, qué necesidad!?” De su propio “no dudaría” es válido inferir que él mismo carece de cualquier elemento probatorio de una acción política concertada en la trastienda ¿Entonces? Bien que el gobernador exteriorice su molestia, pero de ahí a ceder a la tentación del ‘sospechosismo’ ¿Luego cómo le reclaman al señor que tienen enfrente?

Es grave que Karina ‘N’ haya alcanzado con tal facilidad la puerta de escape a una acusación federal. Peor todavía que otra jueza federal, a renglón seguido, ordene la “inmediata libertad” para ‘El Lunares’, capo de la Unión Tepito en la Ciudad de México -aunque el gobierno local lo contiene con una orden de aprehensión por secuestro ‘exprés’ agravado-, y mucho tiene que hacer todavía el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, Arturo Saldívar -de franca empatía con el gobierno de AMLO-.

Son, sin embargo, asuntos demasiado serios para el país, y los políticos y los funcionarios, electos o designados, se obstinan en obsequiarles un cariz frívolo y clientelar. La lección de julio de 2018 es letra que no entra.

En los partidos políticos, en los entes de gobierno, bien harían si entendieran que la política matraquera anima pero no ayuda.

LA JAULA

Corte al sábado. León, Guanajuato: 25 asesinatos en 8 días…

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