Semana negra

Por Francisco Javier Mares

Ya acaba una semana que exhibió en Guanajuato la fragilidad de su andamiaje institucional; las limitaciones, por incapacidad o soberbia, de los titulares de sus oficinas; los riesgos del trasiesgo de la información sin sustento; y la exasperación de una sociedad, de manera preponderante su juventud, frente a la incompetencia y la ausencia de respuestas oficiales.

La semana heredó la investigación de los homicidios al exalcalde de Cortazar, Hugo Estefanía, y a la universitaria Ana Daniela Vega; las protestas de los estudiantes en planteles, calles y plazas; la privación ilegal de la libertad de una treintena de adictos, en Irapuato; y a Luis Alberto, presidente municipal de San Miguel de Allende en ‘un Villareal’ porque ‘Bloomberg Businesweek’ enlistó la miseria social al reverso de las postales de la ciudad…

A Hugo Estefanía, político bajo sospecha judicial, lo asesinaron a tiros el sábado pasado, en su negocio de camiones urbanos en Cortazar. Por ahora, el caso aguarda perdido en la secrecía de la investigación, las páginas interiores de los diarios y menciones breves en los espacios digitales.

Ese día, horas antes, en su domicilio en Noria Alta en Guanajuato, habían encontrado muerta a Ana Daniela Vega, de 24 años, recién egresada de Biología Experimental de la Universidad de Guanajuato.

La versión primera de la Policía municipal (¡?!), que sugirió un suicidio, encendió la irritación de la comunidad estudiantil. La familia de la joven adelantó las conclusiones de la autopsia, y el fiscal Carlos Zamarripa confirmaría la posibilidad de un homicidio. Ana Daniela había muerto por estrangulamiento.

Los universitarios no se sentarían a esperar. En Guanajuato, gritaron al pie de las escalinatas, el pórtico y en la calle Lascuráin de Retana. En León, las consignas contra la violencia llenaron los campus San Carlos y Fórum Cultural. En el núcleo Celaya/ Salvatierra, estudiantes vestidos de negro bloquearon el acceso a compañeros y profesores.

El rector Luis Felipe Guerrero Agripino, más grillo que académico, advirtió primero a los estudiantes que “la UG mantendría cerradas sus instalaciones hasta que se terminen las manifestaciones”. Luego, se permitió llamar a “constituir un espacio para la libre expresión de las ideas en un marco de respeto…” Y ofreció a los familiares “apoyo psicológico y contención emocional”. La presión pública lo obligó a ‘aceptar’ un diálogo con el estudiantado la mañana del jueves en el Teatro Principal.

Más o menos en las mismas -Iron Man, muy lejos-, el alcalde de Guanajuato, Alejandro Navarro se parapetó en boletines a lo largo de la jornada. Ya por ahí de las 7 de la noche del miércoles, dio la cara. Los Universitarios de la Plaza de la Paz a las puertas de la alcaldía. ¡Fuera Navarro! Navarro les dijo que se tomarían acciones ante sus peticiones. Lo abuchearon.

Desde el Congreso de Guanajuato, las mismas voces de siempre: que aportan nada y resuelven menos. El jefe de los panistas, Jesús Oviedo: “Se han tenido buenos resultados en seguridad (…) Aquí hay que cerrar filas en el ámbito federal”. La diputada Libia García: “Necesitamos coordinarnos; necesitamos actuar y garantizarle seguridad a las mujeres”. Mientras, en el Ejecutivo del estado, el silencio. La comisionada y vocera de seguridad, Sophia Huett, desaparecida. El despacho de la Secretaría de Gobierno, sin nada qué decir…

Al encuentro en el Teatro Principal llegaron el rector Luis Felipe Guerrero, el alcalde Alejandro Navarro y el gobernador Diego Sinhue Rodríguez…, pero no el fiscal Carlos Zamarripa. “Sin los cuatro no hay trato”, dijeron los estudiantes y el diálogo se abortó.

Un par de horas después, el fiscal Carlos Zamarripa confirmaría que fue detenido Jonathan “N”, de 29 años, exnovio de Ana Daniela, y será acusado de su homicidio.

INSEGURIDAD, VIOLENCIA, PRETEXTOS…

En Irapuato, del anexo ‘El Señor es mi salvador’ -que funciona ‘en regla’-, hombres armados se llevaron a unos 30 adictos, aseguran los familiares; las voces oficiales no arriesgaron número; nadie sabe a ciencia cierta, porque todo mundo corrió. Eso ocurrió la madrugada del miércoles.

El alcalde Ricardo Ortiz: “yo aquí lo que pediría es que fuéramos muy cuidadosos  (…)  ya en otras ocasiones nos ha sucedido que se empiezan a mover cifras y a la mera hora resulta que no”. Por ahí de las 10 de la noche, golpeados, 10 de los ‘secuestrados’ fueron abandonados a unas cuadras de su anexo. Ellos de regreso y el caso al archivo.

Y en San Miguel de Allende, el alcalde Luis Alberto Villareal montó en cólera, porque ‘Bloomberg Businesweek’ husmeó detrás de los folletos turísticos y esparció la violencia oculta en este rinconcito guanajuatenses declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y al que que la revista Travel and Leisure, ha nombrado dos veces la mejor ciudad del mundo.

“San Miguel ha venido atrayendo a un tipo muy diferente de personas: los cárteles de la droga (…) San Miguel se ha unido a la escalofriante lista de destinos turísticos que están perdiendo su aparente inmunidad a las guerras del narcotráfico…”, escribieron ahí, no sin pecisar que la oficina del alcalde no respondió a solicitudes de comentarios.

En comunicado y en réplica a El Financiero que reprodujo el texto de Bloomberg, Luis Alberto Villarreal defiende que al ser un municipio con vocación turística, San Miguel de Allende es atractivo para todo tipo de personas (…) Que  los casos exhibidos no representan la cotidianeidad del municipio (…) Y que San Miguel de Allende no forma parte de ninguna lista de criminalidad de los destinos turísticos.

A lo mejor nada más para llevar la contra a Villareal, el jueves de sus mensajes una mujer fue asesinada a balazos bajo el sol del mediodía. La alcaldía ‘informó’ de inmediato que la víctima tenía antecedentes penales y que su marido había sido ejecutado…, bueno, sí, ahí en San Miguel de Allende.

LA JAULA

La próxima semana en ‘la mañanera’, el ranking de los gobernadores que no hacen mucho por la seguridad. Qué miedo.

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