Innovación
Invención del globo aerostático, una feliz casualidad
Existe una gran distancia entre las bolsas de papel flotante de los hermanos Montgolfier hasta festivales como el FIG, un espectáculo con más de 200 globos
La idea del primer globo aerostático surgió como ocurre con los grandes inventos, por casualidad: al jugar con bolsas de papel invertidas sobre fuego, los hermanos Joseph y Jacques Montgolfier descubrieron que estas subían hasta el techo.
Ahí despegó la idea que hoy sigue surcando los cielos con diferentes formas y tamaños, pero bajo el mismo principio que postuló Arquímedes, también por casualidad.
Sumergido en la bañera, el matemático, físico, ingeniero, inventor y astrónomo griego descubrió que un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado por el cuerpo.
Los hermanos Montgolfier, originarios de Annonay, Francia, no gritaron ¡eureka!, como Arquímedes, pero siguieron aplicando el principio del griego porque este es válido para el comportamiento de los fluidos en general.
Así, un globo aerostático asciende cuando su peso es menor que el peso del aire atmosférico que desplaza. Tan sencillo –y complejo a la vez– como que el aire caliente dentro de un globo es menos denso que el aire exterior.
El hallazgo de las bolsas de papel entusiasmó a los Montgolfier. En sus experimentos combinaron materiales hasta que, en 1783, consiguieron elevar una bolsa de seda de 18 metros cúbicos que alcanzó una altitud de entre mil 600 y 2 mil metros.
Un año después, el 4 de junio de 1783, realizaron una exhibición pública en Annonay; elevaron una bolsa esférica de lino forrada con papel de 11 metros de diámetro: durante 10 minutos el aparato recorrió dos kilómetros a una altura de entre mil 600 y 2 mil metros cuadrados.
Existe una gran distancia entre las bolsas de papel flotante de los hermanos Montgolfier hasta espectáculos como el del Festival Internacional del Globo –el tercero más importante del mundo– en el que se pueden apreciar más de 200 globos aerostáticos surcando el cielo de León.
En 1925 la Oficina de Patentes de Estados Unidos (USPTO, por sus siglas en inglés) otorgó el registro 1,553,340 al inventor Ralph Hazlett Upson, pionero en la aeronáutica, por su diseño de un globo aerostático que presentaba mejoras que le permitía volar más alto e incrementar la estabilidad del aparato.
La invención del globo aerostático fue pionera en cumplir el ancestral sueño del hombre de dominar los cielos.