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Los puños en alto

En León, temprano, por ahí de la una de la tarde, en el paseo dominical de la Calzada de los Héroes, aquello prometía más un rally universitario que una protesta callejera

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Por Francisco Javier Mares

Fue un domingo diferente…

Acaso inédito, dada la efeméride proverbialmente desdeñada por el género aludido.

La convocatoria y la respuesta ajenas a siglas avejentadas, vergonzantes.

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La voz dominante en la meca del conservadurismo.

La indignación digital que no avasalló la calle.

Y el radicalismo ajeno que brotó inesperado.

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La consigna central: ‘¡Ni una menos!

El torrente salido de las gargantas de un millar de mujeres desbordó los diques ‘fakeministas’ como el del Gupo Parlamentario del PAN en el Congreso del estado -que regateó hasta la náusea la calificativa de delito autónomo al ‘feminicidio’; que al paso de los sexenios se opone a la Alerta de Género en la entidad con más mujeres asesinadas en el país; y que niega, a ojos bien cerrados, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.

Ellas, esta vez les gritaron: ¡Basta!

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En León, temprano, por ahí de la una de la tarde, en el paseo dominical de la Calzada de los Héroes, aquello prometía más un rally universitario que una protesta callejera: jeans y playeras negras, pañuelos al cuello, morados y verdes; un performance; maquillaje; bazar de pulseras, collares y morrales; faldones de cuando la trova alertaba de los balazos, sin repartir abrazos; sobre el adoquin, maquila de pancartas reflexivas -‘Siembra rebeldía; cosecha libertad’-; unas cuantas ‘pegas’ como escupitajos en en el mobiliario urbano, las placas conmemorativas y la señalética -‘el machismo mata’; ‘Fátima, sigues aquí’- el ‘Rockstar Burguer, a cupo lleno, el Oxxo un manantial inagotable de chelas, botellas de agua y bebidas energizantes, ruffles y cheetos; en la plazoleta de los Niños Héroes, exposición y venta de cuadros que no llegarán al Louvre; los bares todavía sin parroquianos. ‘La Arcadia’, promete 2×1 todos los días, música en vivo y las caguamas a 60; Leo Dan acompaña el trajinar en ‘La Destilería’, vecina del ‘Panteón Taurino’ que ni caso le hace. En la Plaza Expiatorio, el club de motociclistas ‘Sesenta y Nueve Ovejas Negras’, exhibe sus máquinas y los cueros de sus chaquetas; a una quinceañera de piel de durazno le hacen fotos trepada en la jardinera, mientras el hombre de la cámara se tira sobre el pasto una y otra vez, cual Neymar.

En un rato la concurrencia se agolpa y los gestos, las actitudes y una agradecible diversidad generacional desmienten pronto la impresión primera. Las redes sociales hicieron clic: ‘Todas somos una’. Dos jovencitas encapuchadas en morado y negro, serpentean la aglomeración y provocan miradas de soslayo. A lo largo de la jornada sumarán una decena, nadie les hace mucho caso y ellas no ocasionan demasiados daños -una de ellas, en el más absoluto extravío ideológico, empuña una cacerola- Un intercambio verbal ríspido con una dama, manifestante también, pero hasta ahí.

Es 8 de Marzo. Para esta ciudad, amanece el ‘Día Internacional de la Mujer’. Todavía, eso es evidente a simple vista, un solo perfil dominante -no hay mujeres venidas de las colonias, los barrios, las comunidades; de las uniones de comerciantes; del sindicalismo; de los colegios de profesionistas; demandantes de tierra-. Pero asoma, firme, un principio.

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De último minuto, el contingente -las y los muy jovencitos en la descubierta; detrás, la potestad con pañoletas moradas; luego, los pañuelos verdes de ‘las separatistas’; y en la retaguardia, ‘la extrema izquierda’, cualquier cosa que ello haya significado, es el orden acordado y que, más o menos, se respeta hasta el final; un grupo compacto con playeras que retratan a Dulce Ivana, gana las miradas- desdeña la Madero amurallada -¿Los organizadpores del Rally sabrán que el muro de contención de la carrera callejera prometida es de concreto y acero?-, y dobla, de arranque, en Progreso rumbo al bulevar Adolfo López Mateos, ‘el eje’.

En el cruce del malecón las mujeres ganan, pues, los carriles del Balm, de oriente a poniente, cierre total. De los balcones, los puentes peatonales; los paraderos de las orugas; los vehículos que circulan en sentido inverso, hay gestos y claxonazos de simpatía. Un alterado entre un papá acompañante y un transeúnte, no pasa de un par de mentadas de madre. La marcha avanza. No es fiesta, pero tampoco vandalismo. Ni siquiera desorganización. Una fotógrafa universitaria hace crossfit y casi magia…

  • ‘¡Nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo!’; ‘¡Las niñas no se tocan!’; ‘¡Todas las mujeres, todos los derechos!’; ‘¡Nos han quitado todo; nos han quitado el miedo!’. Hay pancartas y playeras y cruces. Voces.

Son las cinco de la tarde. Por fin, vuelta a la izquierda en ruta a la plaza principal. A unos pasos, la sorpresa.

La primera cuadra de Hidalgo, en el Centro Histórico de León, es prácticamente solo el costado de la Catedral. A todo ese largo, hay jóvencitos y mujeres y hombres maduros y adultos mayores, tomados de las manos. Rezan a coro el Padrenuestro. En voz fuerte, cuando la marcha se acerca. Más quedo, al pasar los inconformes frente a ellos. En murmullos, acallados por la gritería de los manifestantes. ‘Viva Cristo Rey’, se les escucha apenas. Esquivan cualquier intercambio verbal. Las mujeres machacan sus consignas, pero no les ofenden. ‘¡Justicia!; ¡Justicia!; ‘Justicia!’-. Los otros dejan los ojos en depósito al cielo o cavan con la mirada el concreto de la avenida. La cadena humana bloquea incluso la calle Alvaro Obregón, que apenas separa el pórtico de la Iglesia y la zona peatonal. Y entonces, sí, una consigna que ni siquiera se había escuchado: ‘¡Aborto legal!’; ‘¡Aborto legal!’, que se sostiene hasta alcanzar la Plaza Fundadores y las mismísimas puertas del Sagrario. A su costado, la Presidencia Municipal, está cerrrada.

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A falta de ceremonial programado, entre el asta bandera y la puerta de la casa municipal, los manifestantes forman un círculo enorme. A alguien se le ocurre que es una buena idea guardar un poco de silencio. Se invita a externar testimonios personales de acoso. En la oruga, en la escuela… ‘¡Yo sí te creo!’, responden todas a cada tanto. Se dispersan, finalmente.

‘¡El que no salte es macho..!’, domina el playlist en la retirada.

…En el rojo del semáforo, un taxista aguarda el siga. Saborea una nieve de limón.

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LA JAULA

Mujeres, Uno; Stablishment, Cero. Y esto, apenas comienza…

Correspondencia: tigresdepapepl001@gmail.com

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