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La Gran Razzia

Con la ‘Gran Razzia’, Héctor Germán René López Santillana, amaga con hacer ver al entrañable ‘robocop’ como ‘un niño de pecho’ -AMLO, dixit…

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Por Francisco Javier Mares

En el trienio de Carlos Medina Plascencia -1989/91- como primer alcalde panista de León, el subdirector de la Policía municipal, Gerardo Hernández Aranda, arrestó a unos 500 campesinos que asistían a las carreras de caballos en ‘Los Castillos’ y en ‘Los Ramírez’ -en los polos norte y sur del municipio-, de las fiestas patronales de sus comunidades. Insuficientes los separos policíacos pestilentes, los tuvo ahí -a los caballos, también-, en el patio del módulo de la corporación del Edificio de Prevención y Justicia, mientras alguien resolvía su ‘patoaventura’.

Con la ‘Gran Razzia’ que promete a partir de este lunes, 30 años después, el décimo alcalde blanquiazul en fila, en la segunda mitad de su doblete, Héctor Germán René López Santillana, amaga con hacer ver al entrañable ‘robocop’ como ‘un niño de pecho’ -AMLO, dixit.

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Atrapado en sus compromisos con los capitanes de la empresa y el comercio, el pulpo del transporte urbano y el tianguismo proveedor de votos; extraviado en las coordenadas de la pandemia del covid-19; y asustado con los primeros decesos previstos por la autoridad federal, desoídos por él, Héctor Germán René va a la esquina de la estridencia. De lejecitos, anuncia:

1) Habráintervención de la autoridad para revisar que en su operación se respete ‘la sana distancia’, el uso obligatorio de cubrebocas de empleados y clientes y el ingreso de una persona por familia, en los siguientes lugares: establecimientos en el Centro Histórico, Central de abasto, mercados públicos y privados, tianguis -en estos solo se permitirá la venta de productos y artículos de primera necesidad-, tiendas de autoservicio y de conveniencia e instituciones financieras y bancarias -los establecimientos que no acaten estas medidas serán sancionados-.

2) Solamente podrán accesar (sic) al servicio de transporte público en estaciones de transferencia, paraderos y en las paradas ubicadas en las calles “las personas que porten cubrebocas”,  y

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3) (A) la persona que realice fiestas o reuniones privadas se le aplicará la sanción que marca el Reglamento de Policía y Vialidad -multa económica de 1 a 100 UMAS o arresto hasta 36 hrs.- Esta medida se aplicará también a quienes transiten o hagan ejercicio en lugares públicos sin cubrebocas.

Instalado en el melodrama, declama que “con los fallecimientos es evidente que se nos acabó el tiempo, ya no podemos seguir permitiendo actitudes indiferentes e indolentes de quienes piensan que esto es una exageración de gobierno o de quienes piensan que no pasa nada (…) Ya no es un llamado, es una indicación urgente, de ello depende nuestra vida, depende la vida de nuestros seres queridos”.

A renglón seguido, la amenaza: “Ya no necesito anunciar nada, ya no necesito avisarles de nada, ya están avisados así que podemos llegar directamente a sancionar…” En realidad, lo que Héctor German René intenta, es ocultar sus propias huellas.

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Será de lo más divertido atestiguar cómo ordena el cierre inmediato de Elektra y Coppel y Famsa y Telcel -a menos que conceda, oootra vez, que cobrar el abono sea una ‘actividad esencial’; a la muerte de un tianguista, faltó a su palabra de restringir su oferta a la venta de alimentos, y promete lo mismo de nuevo ¿Quiénes van a entrar a poner orden en las grandes tiendas como Soriana o Walmart y en los bancos?, negocios privados ¿Los policías armados? Para cualquier observador atento, será sencillo advertir cuando aquello se trate de un montaje. Quien incumpla será sancionado, dice, pero a diferencia de su amenaza a los viandantes y usuarios del SIT, no especifica ni cómo, ni cuánto, ni con base en qué. El alcalde. ahora se pone serio con lo que le ordenó la ‘Declaratoria federal de emergencia nacional’, desde el 30 de marzo -y el sentido común, mucho antes-.

La énesima ocurrencia de Héctor Germán René en su muy opaca relación con los barones del transporte local -que incluye la compra bajo sospecha documentada de ‘túneles sanitizantes’-, notifica la obligatoriedad del uso de cubrebocas al “accesar” -incluso al acceder-, al servicio. Nada para evitar el sobrecupo, ni la demora de las unidades. Eso ni pensarlo. Es claro que la ordenanza va a disparar la demanda de los cubrebocas. Qué bueno. Quienes los producen tendrán trabajo y ventas… -no vaya usted a creer que es una decisión dirigida-.

Y enseguida, sin más, el despropósito: arresto de 36 horas o multa de hasta ¡8 mil 688 pesos!, a quien sea soprendido en las calles sin cubrebocas -es de suponer que eso incluye a los indigentes afectados de sus facultades mentales; a las niñas y niños en condición de calle; a los pordioseros; a los vendedores indígenas; a las familias que habitan hacinadas vecindades inmundas-. Ya había ordenado esto, unas horas después lo regañó su propio inspector de Policía y se echó para atrás, hoy embiste de nuevo. Mismas sanciones a quienes realicen ¡reuniones privadas!, y a las personas que hagan ejercicio en lugares públicos -pedir a Héctor Gemán René que cite el articulado de la Constitución federal sería abusivo, pero hombre…-

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El 30 de marzo, el Consejo de Salubridad General de México declaró ‘Emergencia sanitaria’ debido a la epidemia por el covid-19. Suspende todas las actividades ‘no esenciales’ al 30 de abril y en su extensión, al 30 de mayo.

Se consideran ‘actividades esenciales’ las de los sectores fundamentales de la economía, como son: distribución y venta de energéticos; generación y distribución de agua potable; industria de alimentos y bebidas no alcohólicas; mercados de alimentos, supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y venta de alimentos preparados; servicios de transporte de pasajeros y de carga; agroindustria, industria química, productos de limpieza; ferreterías; servicios de mensajería; guardias en labores de seguridad privada; guarderías y estancias infantiles, asilos y estancias para personas adultas mayores, refugios y centros de atención a mujeres víctimas de violencia, sus hijas e hijos; telecomunicaciones y medios de información; servicios privados de emergencia, funerarios y de inhumación, de almacenamiento y cadena de frío de insumos esenciales; logística -aeropuertos, puertos y ferrocarriles-.

Las actividades del resto de la empresa, el comercio y los servicios -sí, también la venta de bisutería-, deberían estar suspendidas. Héctor Germán René ha sido omiso. De mano dura selectiva. Eso es público y notorio. Ahora se finge institucional a rajatabla. Es de suponer que alegará coadyuvancia con el ordenamiento de obligatoriedad nacional; la misma ‘coadyuvancia’ que ignora todos los días al evadir su responsabilidad frente a la acción del crimen organizado, del orden federal.

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En los municipios del corredor industrial de Guanajuato la pandemia se atiende con locuacidades exentas por definición de un mínimo sustento legal. El presidente del Poder Judicial del Estado, Héctor Tinajero, bien hiciera en precisar qué sí y qué no procede -nadie esperaría eso, por ejemplo, del encargado del área legislativa del Gobierno del estado, Jesús Oviedo-, pero no, se esconde. Así de fácil.

Hoy, la ‘Gran Razzia’ promete llenar de patrullas, moscovas y gestos fieros las calles, los mercados y las tiendas ‘fifí’ de la cuarta urbe más poblada de México; desbordar el trabajo de los árbitros calificadores -que de por sí, jamás respetan su reglamento-; saturar los espacios de encarcelamiento de la ciudad a cargo de la autoridad municipal…, y ya lo que se recaude, pues es bueno.

LA JAULA

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En horas aciagas, AMLO presenta a la clase media -si es que existe- y a las corporaciones económicas y comerciales, un ‘Decálogo de Vaguedades’. Así cómo.

Correspondencia: tigresdepapel001@gmail.com

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