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Un León rojo y gris
A 10 meses de las elecciones del Año 21, en la ciudad de León se agravan la crisis del coronavirus SARS-CoV-2 covid-19 y sus consecuencias económicas y sociales…
Por Francisco Javier Mares
A 10 meses de las elecciones del Año 21, en la ciudad de León se agravan la crisis del coronavirus SARS-CoV-2 covid-19 y sus consecuencias económicas y sociales.
Empeora la violencia criminal con su cauda de víctimas mortales… y se eterniza el abandono a los más pobres.
El ascenso de los números del coronavirus es rutina: León suma ya 10 mil 870 casos de contagio confirmados y 619 decesos. El estado de Guanajuato registró un total de 27 mil 349 contagios (275 infectados en la última jornada) y 1 mil 637 muertes por covid-19 (36 en las últimas 24 horas, más del doble que en la jornada anterior), en estadística al jueves.
A media semana León vivió una jornada roja, a consecuencia de la violencia desatada por la delincuencia organizada.
Prácticamente a la misma hora los reporteros de ‘Nota roja’ fueron alertados de un ejecutado en la colonia Santa Rita de los Naranjos -tirado envuelto en una cobija y cinta adhesiva hasta el rostro-; uno más en la salida a Comanja, por el rumbo de la presa de ‘El Palote’ -abandonado a la vera del camino; una cartulina sobre el cuerpo-; y de una balacera en el pórtico de la bodega improvisada como cuartel de la Guardia Nacional en la colonia Villas de San Juan.
El tiroteo de los ministeriales del estado y los federales con civiles desconocidos dejaría -sin precisiones oficiales 24 horas después-, a un agente estatal muerto y a otro herido. La persecución de las fuerzas federales, estatales y municipales en patrullas, vehículos sin insignias -como en los años 80′, cuando los ‘judiciales’ de Guanajuato pusieron de moda el flamante ‘ford Topaz’-, motocicletas y, ni modo, a toda carrera los de menor rango, llevó el pánico a las calles de Villas de San Juan, Villas de San Nicolás, Ampliación San Francisco…
Lejos del discurso, pues, la encarcelación de José Antonio Yépez ‘El Marro’, líder en desgracia del ‘Cártel de Santa Rosa de Lima’ -procesado por homicidio en grado de tentativa, secuestro agravado, asociación delictuosa y robo de combustible-, que en el penal del Altiplano ruega que ‘se le trate como persona’, no trajo al estado un freno a la violencia y, en el caso de León, sea o no consecuencia directa, se ha precipitado.
La violencia, incluso en la contraesquina de los delitos patrimoniales -preocupación primera de los gobiernos en Guanajuato-, azota al vecindario de la periferia en la que pasearon las armas el miércoles, sujetos de estudio del Coneval.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el organismo facultado para medir la pobreza, actualiza sus cifras cada cinco años. La medición disponible ahora es la de 2015, publicada en 2017. En esa estadística, de León reporta que 486 mil 048 personas viven en condiciones de pobreza moderada y otras 36 mil 688 en pobreza extrema. Un total de 522 mil 736 en alguna situación en pobreza, 31 de cada 100 leoneses.
Una persona se encuentra en pobreza moderada si su ingreso es insuficiente para obtener educación, transporte, vestido, entre otros; en las personas en pobreza extrema su ingreso es tan bajo que no alcanza siquiera para comprar la canasta alimentaria básica.
UN CUENTO DE HADAS
En León, el atraso se ha construido en sucesivas administraciones municipales de éxito.
El 4 de diciembre de 1988, Carlos Medina Plascencia hizo pedacitos la candidatura priista de Joaquín Yamín Saade: 66 mil 035 contra 39 mil 968 votos.
El primero de enero de 1989 comenzó la era panista en el gobierno de la ciudad, que ya supera los 30 años, a excepción de los tres que les arrebató la priista Bárbara Botello.
Desde entonces, 10 alcaldes panistas en 10 administraciones -uno más, alcalde sustituto, pero también uno doble-, hasta ahora.
Ha sido así.
El primero, Carlos Medina Plascencia, construyó el bulevar Téllez Cruces, arruinó el López Mateos, reorganizó el negociazo del transporte público y se vistió de policía, de bombero y de trabajador de limpia, para vender desde entonces el discurso de la participación ciudadana como distintivo azul.
Su secretario del Ayuntamiento, Facundo Castro Chávez, lo relevó como alcalde sustituto -solo para terminar de ver la corrida desde los tendidos-, cuando aquél se empleó como gobernador interino de Guanajuato.
Eliseo Martínez Pérez, quien puso en marcha el Instituto Municipal de Planeación, el Implan, también entregó a los fraccionadores la reserva ecológica de ‘El Molino’.
Luis Quirós Echegaray, inició el bulevar Timoteo Lozano y los puentes del Alonso de Torres, naufragó en el proyecto de la colonia ‘Convive’ y trasciende como el fundador del ‘Miércoles Ciudadano’.
Jorge Carlos Obregón Serrano, empresario inmobiliario, continuó los bulevares Villa y La Luz, inauguró el Instituto Municipal de la Vivienda, el IMUVI y levantó la ‘Puerta Milenio’, claro que sí.
Luis Ernesto Ayala Torres puso en marcha el Sistema Integrado de Transporte Urbano, el SIT -con todo lo que ello signifique-, y le tocó inaugurar el Poliforum.
Ricardo Alaniz Posada, malqueriente suyo, pavimentó el cuerpo sur del bulevar Timoteo Lozano y paralizó el SIT durante todo un trienio.
Vicente Guerrero Reynoso, inauguró el bulevar Jorge Vértiz Campero -donde casualmente despacha el Instituto Lux-, y al menos imaginó una ciudad con liderazgo.
Y Ricardo Sheffield Padilla, tres puentes de la vía Bicentenario y el bulevar Delta, en una administración que fue parodia de todas las anteriores.
Vino entonces la pesadilla que todavía es desvelo de los panistas, el trienio de María Bárbara Botello Santibáñez -el desgaste de los gobiernos blanquiazules era tal, que en su derrota Miguel Ángel Salim, el aspirante panista, obtuvo 41 mil 368 votos más que Ricardo Sheffield en su victoria de 2009 sobre la misma contendiente priista, y primera alcaldesa en la historia de León.
Luego, Héctor Germán René López Santillana trajo al panismo de vuelta y sigue ahí a nada de finiquitar su quinto año de gobierno -como el primer alcalde reelecto en la historia de León-, al frente de una ciudad que se antoja agobiada y sin rumbo claro.
Así que pues no, los panistas parecen no haber entendido pese a su derrota con Bárbara Botello, que la administración pública no se reduce a construir puentes y avenidas -contra Bárbara, en sus propias encuestas de campaña perdían dos y hasta tres a uno entre la gente más pobre de León-.
Ahora en ese círculo anida ‘Morena’, que para más señas detenta el gobierno federal… Violencia y pobreza son los fantasmas que asoman al dormitorio azul, desde la proyección que hacen sus opositores.
La violencia se desquició desde el gobierno sheffieldista -su atención fue de caos: tres secretarios de seguridad pública y tres directores de policía, en una corporación represora que saltó hasta instalarse en el interés del país-, y puesta en ruta aceleró en la gestión de Bárbara Botello
Visto está que el asistencialismo -cobijas en invierno; pipas con agua en ‘la calor’-, no cura la pobreza.
Y la pandemia, bueno, eso es otra cosa…
(A) LA JAULA
El maldito SARS-CoV-2
México/ Argentina/ Universidad de Oxford/ AstraZeneca/ Carlos Slim. Un trabuco. Ya falta menos…
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