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Rusia robó más de 6.000 niños ucranianos en el último año, según la investigación más exhaustiva hasta ahora
De acuerdo a una investigación realizada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale y el Conflict Observatory del Departamento de Estado de EE. UU., Rusia ha robado más de 6.000 niños ucranianos en el último año. Muchos de estos niños fueron entregados en adopción a familias rusas y están retenidos en campos de reeducación en al menos 43 centros, algunos de los cuales se utilizan como campamentos de verano.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha expresado su intención de «rusificar» a la población ucraniana, y esta práctica es parte de su estrategia para retener a los hijos de padres ucranianos y adoctrinarlos para convertirlos en ciudadanos rusos. Desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania hace un año, 232.000 menores de edad fueron evacuados de las zonas ocupadas por las fuerzas del Kremlin y trasladados a territorio ruso. Al menos 6.000 de ellos están retenidos en campos de reeducación, donde se les está sometiendo a esfuerzos sistemáticos de reeducación.
El robo de niños durante las guerras tiene una larga historia, y la práctica nazi de secuestrar «niños racialmente deseables» de los países conquistados durante la II Guerra Mundial y criarlos como alemanes está bien documentada. El secuestro por parte de los soviéticos durante la década de 1940 de casi 28.000 niños griegos también es bien conocido.
La Convención de Ginebra, la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio prohíben esta práctica por considerarla un «crimen de guerra». El rápido ascenso de la comisionada presidencial para los derechos del niño en Rusia, Maria Lvova-Belova, quien está a cargo del proceso de otorgar la ciudadanía rusa a estos niños y entregarlos a familias rusas, se debe a su apoyo por parte de la jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El mundo ha condenado esta práctica, y el mensaje desesperado de un niño ucraniano secuestrado que leyó el jefe de la delegación ucraniana ante la asamblea anual de la OSCE demuestra el impacto que tiene en los niños. La presión internacional ha permitido que algunos de los niños secuestrados sean restituidos a sus familias, pero la lucha por proteger a los niños ucranianos continúa.
“Tía Ira, estoy en Rusia, me trajeron aquí los militares rusos. Te escribo en secreto, logré conseguir un teléfono por unos minutos. Mi madre ya no está viva, la mataron en un bombardeo. Dicen que soy huérfano. Pero no soy huérfano, te tengo a ti, tengo abuelos. Hay muchos niños como yo aquí. Dicen que quieren dejarnos en Rusia. ¡Y yo no quiero quedarme en Rusia! Tía Ira, sácame de aquí. Quiero ir a casa, a Ucrania”.
El niño fue restituido a su tía, a principios de este año, por la presión internacional.
La versión original de esta nota fue publicada el 18 de febrero de 2023